Febrero de 2018 será recordado como un mes nefasto para la libertad
de expresión, de creación, de prensa en el Estado español. El día 20 se
hacían públicas dos sentencias que unían a Valtonyc y a Nacho Carretero a
la larga lista de nombres de activistas, raperos, tuiteros y
periodistas cuya libertad de expresión es amenazada. El día 21 la
exposición ‘Presos políticos en la España contemporánea’ ha sido
eliminada de ARCO antes incluso de abrir su puertas.
La CNT quiere mostrar su rechazo a la condena a 3 años y 6 meses de
cárcel para el rapero Valtonyc y al secuestro judicial del libro
‘Fariña’ del periodista Nacho Carretero.
Mientras se acumulan condenas por delitos relacionados con la opinión
en canciones, el Estado español sigue obviando la sentencia del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos que dice que el delito de injurias a
la Corona no se ajusta al espíritu del Convenio Europeo de Derechos
Humanos que el Estado español ha firmado. Juristas poco sospechosos de
sediciosos como el ex-magistrado del Tribunal Constitucional Joaquín
Urías señalan que el delito de enaltecimiento contra el terrorismo es
anticonstitucional.
La libertad de información no sale mejor parada que la libertad de
expresión. Por dos citas que recogen relatos contenidos en resoluciones
judiciales, una jueza ha decidido secuestrar cautelarmente el libro
‘Fariña’ de Nacho Carretero, casi tres años después de su publicación,
tras una demanda por injurias y calumnias por un ex-alcalde gallego
condenado por blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico. El
honor de un narcotraficante, tal y como lo condenó la Audiencia
Nacional, prima sobre la libertad de informar. Un nuevo atentado contra
la prensa libre por las instituciones judiciales.
El arte también es encorsetado y ve reducido los espacios donde puede
ser expuesto en libertad. La dirección de IFEMA ha solicitado a la
Galería Helga de Alvear la retirada de la obra del artista Santiago
Sierra de ARCO. La galería se ha doblegado a la vergonzosa petición, que
se ampara en la supuesta polémica que esas piezas ha provocado en los
medios de comunicación y en el perjuicio de la visibilidad del conjunto
de los contenidos de ARCO, para pedir la expulsión de obras de arte de
un espacio gestionado mayoritariamente por instituciones públicas.
La irreverencia no es delito y la censura no es permisible. No lo es
cuando un joven en paro es condenado poner su cara en un Cristo, no lo
es cuando Pablo Hasel se enfrenta a una condena a dos años y nueve meses
de cárcel por la letra de sus canciones, no lo era cuando Javier Krahe
fue enjuiciado y absuelto por cocinar un crucifijo, no lo era cuando el
artista Eugenio Merino expuso en ARCO una escultura de Francisco Franco
en una nevera, y no lo era cuando los integrantes de Títeres desde abajo
llegaron a entrar en la cárcel en un delirante juicio a la ficción.
Desde CNT, queremos manifestar pues, nuestro apoyo sin fisuras a
Valtonyc, a Nacho Carretero y a Santiago Sierra. Y reiteramos nuestro
llamamiento a tomar conciencia de la necesidad de unirnos para defender
nuestros derechos y libertades más elementales.
Como dijo Santiago Sierra cuando rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas, «el Estado no somos todos, el Estado son ustedes y sus amigos».