jueves, 30 de abril de 2020

MANIFESTACIÓN VIRTUAL 1 DE MAYO

 
Este Primero de Mayo tendrá unas peculiaridades diferentes debido a la crisis sanitaria, el confinamiento y la cuarentena que estamos viviendo, por lo que será una jornada de reivindicación atípica.
Desde el sindicato CNT, pese a las dificultades del momento y dada la vulneración derechos que estamos viviendo, no cesamos en estar presentes en nuestra lucha por la justicia social.
Por ello, y sin perder un ápice del carácter reivindicativo de esta fecha, llevaremos a cabo la realización de una manifestación virtual in streaming a las 12:00.

1 de Mayo: Ahora más que nunca, orgullo de clase trabajadora

 1 de Mayo: Ahora más que nunca, orgullo de clase trabajadora

Este 1º de Mayo será, sin duda, una jornada de reivindicación atípica para la clase trabajadora. En el contexto de una crisis global a causa de la pandemia del COVID-19, los trabajadores y trabajadoras nos enfrentamos este año a una situación límite. No es que antes fuera bien, pero ahora se pone a prueba nuestra capacidad, no solo de resistir a la adversidad, sino de combatirla, demostrando además cuán fundamental es la actividad sindical que desarrollamos en esta sociedad.
Esta nueva crisis no ha hecho sino evidenciar quién es la primera en verse perjudicada directamente cuando las cosas se tuercen: la clase trabajadora. En especial, las trabajadoras y trabajadores en situación de precariedad, temporalidad y de extrema vulnerabilidad. Lo aparentemente contradictorio es que son estas mismas personas precisamente quienes están sacando la situación adelante, mediante su imprescindible actividad. En estos momentos, es muy necesario reconocer y valorar la labor de las y los profesionales de la Sanidad, lidiando con el virus desde la primera línea, pero también hay que hacer lo propio con el trabajo de sectores habitualmente invisibilizados, como el transporte, la agroalimentación, la limpieza, etc. Sectores estos que se han demostrado esenciales, y sin los cuales ni tan siquiera la propia actividad sanitaria sería capaz de desarrollar su labor.
Este nuevo escenario vuelve a confirmar la existencia de una estructura de clases sociales, que es la que sostiene al propio sistema económico, y constata –más aún si cabe- que sin nosotras y nosotros, sin la clase trabajadora, esta sociedad no sería capaz de avanzar. Como siempre se ha reivindicado desde la CNT, la necesidad del fortalecimiento y la defensa de los servicios públicos es una de las conclusiones que debemos extraer, con la mirada puesta en el futuro, ya que se han probado vitales para paliar los efectos de esta pandemia y para proteger a las personas más afectadas, que, como siempre, son las más humildes dentro de la clase trabajadora. Es aquí donde pueden apreciarse las consecuencias genocidas que han ocasionado las tesis neoliberales y la globalización, evidenciando una vez más ante el conjunto de la sociedad que el capitalismo es en realidad un sistema que prima los beneficios económicos antes que las vidas humanas y el propio planeta.
Junto a la desprotección absoluta en la que se ha encontrado la clase trabajadora, también ha podido comprobarse el papel de los sindicatos –mal llamados– mayoritarios. Sus cúpulas dirigentes han aceptado el conjunto de las medidas laborales y económicas aprobadas por el Gobierno sin la más mínima crítica, incluso consensuando las propuestas con la misma patronal. Una vez más, la clase trabajadora se ha visto traicionada por su incapacidad, mientras observa atónita cómo aceptan que cientos de miles de trabajadoras/es vuelvan a sus puestos de trabajo considerados no esenciales para sucumbir a los intereses de la patronal de las grandes industrias y de la construcción.
Las escasas medidas sociales y laborales adoptadas por este gobierno pretendidamente socialdemócrata se han implementado tarde y han resultado ser totalmente insuficientes. Se ha permitido que las empresas se deshagan de miles y miles de personas trabajadoras con contratos temporales durante las primeras semanas; aún no se ha implementado una Renta Básica con garantías suficientes; la desprotección absoluta de las personas migrantes; la situación de quienes trabajan como falsas/os autónomas/os; etc. Se desconoce el alcance que podría tener esta pandemia a escala mundial; no obstante, CNT siempre estará enfrente de quienes pretendan utilizar dicho pretexto para limitar los derechos fundamentales o implantar medidas injustificadas que supongan un recorte de las libertades más básicas que la clase trabajadora ha conseguido a base de lucha social durante décadas.
Este año la lucha debe seguir en las calles y en los centros de trabajo, con más argumentos si cabe, puesto que se espera una cruenta ofensiva de las élites económicas y de la patronal en el ámbito internacional, que va a intentar acometer por todos los medios una sangría de despidos y recortes de los derechos básicos que tanto han costado conquistar. Se trata de una crisis global con una clase trabajadora que, independientemente de su procedencia, siempre es la que sufre en primera instancia las consecuencias, pese a que también es el cimiento sobre el que funciona todo gracias a su fuerza de trabajo y su capacidad autoorganizativa. Hemos presenciado cómo las trabajadoras y trabajadores están siendo los elementos fundamentales que están posibilitando seguir adelante, dando todo lo posible, arriesgando hasta su propia vida para proporcionar todo lo necesario: sanidad, cuidados, higiene, alimentos, productos básicos, medicamentos, enseñanza e información. Hemos visto cómo la solidaridad y el apoyo mutuo han dejado de ser simples palabras para convertirse en hechos que facilitan la vida en muchos barrios y pueblos de todo el territorio, tejiendo redes desde la base para ayudar y conocer a nuestras vecinas y vecinos. Redes solidarias que, en algunos casos, consiguen incluso sobrepasar la capacidad del propio Estado, vista su incapacidad de abordar la situación. Se ha demostrado, una vez más, que solo el pueblo es capaz de salvar al pueblo.
Desde CNT, sentimos verdadero orgullo de ser un sindicato de clase, de seguir asesorando y ayudando a miles de personas antes y durante la emergencia del COVID-19, evitando los abusos empresariales y consiguiendo victorias que blindan los derechos de la clase trabajadora; orgullo de continuar trabajando para conseguir un mundo más justo e igualitario.
Estamos ante un 1º de Mayo singular pero, aunque no podamos encontrarnos en las calles, ahora más que nunca seguiremos con nuestras reivindicaciones. Porque, ahora más que nunca, es necesario retomar el sentimiento de pertenencia a la clase trabajadora, de satisfacción por los logros y capacidades propias para ser plenamente conscientes de que la clase trabajadora, unida y organizada, lo puede todo.
Ahora más que nunca, orgullo de clase trabajadora.
Ahora más que nunca #CuentaConCNT.

miércoles, 22 de abril de 2020

VILLALAR 2020

  La imagen puede contener: una o varias personas, texto que dice "Villalar 2020 LA ÚNICA PATRIA ES LA TIERRA, LA ESPIGA Y EL AIRE QUE RESPIRAS CNT cnt.es 500 AÑOS DE REBELDÍA COMUNERA, 100 AÑOS DE LA CNT EN VALLADOLID"
 
CNT VALLADOLID
 
Varias han sido las interpretaciones de los hechos sucedidos en la Corona de Castilla en los años que abarcan desde 1504 (año que fallece Isabel de Trastámara) hasta la derrota del ejercito del pueblo en los campos de Villalar aquel lluvioso 23 de Abril del año 1521.
Análisis estos, que intentan que estos hechos sirvan para levantar un fuerte movimiento identitario con el que apuntalar el regionalismo autonómico o un nacionalismo de corte castellanista. Anteriormente, fueron las ideas liberales que derivaron en las dos repúblicas, las que ensalzaron a los Comuneros. Entendemos que estos planteamientos simplemente hacen empequeñecer y obviar lo más destacable de la guerra de las Comunidades, que es el enfrentamiento directo de intereses entre las distintas capas sociales que existían en la Corona de Castilla.
Las guerras de sucesión en los condados o en los reinos que se fueron formando tras los territorios ganados a los dominios andalusís, no son hechos aislados sino una constante. Las fronteras como tal, son el reflejo de intereses personales y ambiciones diversas de quienes en las distintas épocas históricas han copado los puestos de poder. En esa guerra civil no se estaba dirimiendo un problema de fronteras, sino la organización social y económica no solo de la Corona de Castilla sino de todos los territorios hispánicos. 

Desde la CNT de Valladolid entendemos perfectamente que desde aquellos sucesos han pasado nada menos que cinco siglos. Aun así, queremos destacar lo que a nuestro entender son los puntos más relevantes y la aportación fundamental de aquellas gentes, que priorizaron los intereses del común a los de un monarca cuyo proyecto imperial se basaba en reforzar las elites aristocráticas y comerciales que ahogaban a las tierras y a las gentes del interior peninsular del siglo XVI.
  1. La defensa de las instituciones propias: como los Concejos de las ciudades o las Comunidades de Villa y Tierra, como órganos (con matices) de expresión de la voluntad popular.
  2. Diputados revocables en las cortes de las instituciones revolucionarias: llevando los procuradores mandato imperativo decidido en las reuniones previas, pudiéndose disponer de esos cargos en cualquier momento que vulneraran ese mandato.
  3. Señalar desde el principio que el rey se debe al reino y no al revés: esto que parece baladí, engloba aspiraciones políticas trasformadoras para la época, atacando el absolutismo, haciendo una partición de poderes (legislativo y judicial totalmente independientes de la Corona) que no se volvió a exigir hasta II siglos más tarde en la Francia revolucionaria.
  4. Las quejas por la ocupación de cargos de personas ajenas a la corona: que si a la actualidad lo llevamos, es un claro golpe de estado que apuntala el proyecto imperial del rey Carlos I en detrimento de la soberanía de las instituciones propias.
  5. Negar al rey que la Corona de Castilla fuera el trampolín económico para sus aspiraciones imperiales: prohibiendo el saqueo económico y la retirada de moneda o metales preciosos fuera de la Corona para los intereses del monarca. En este punto la ciudad de Toledo no solo declinó los servicios fiscales que la solicitaban, sino que llegó a plantear la creación de ciudades libres a imagen de las que existían en Italia.
  6. Que se terminara el monopolio de las materias primas del sector textil y del comercio por los grandes señores: Estos, priorizaban la exportación empobreciendo a las ciudades y a sus gentes, impidiendo el desarrollo de la industria manufacturera. Fueron los gremios de las ciudades (antecesores de las organizaciones sociales actuales) los que más apoyaron la causa Comunera pidiendo un cambio de orden económico (que se recoge en las leyes de la Junta). De hecho, entre los procuradores de la Junta Popular la mayoría de las ciudades enviaron a personas de los distintos oficios.
  7. La autoorganizacion que dio pasó al proceso revolucionario: que hizo posible un gobierno paralelo al poder real, que aun con sus lógicos titubeos (ya que se dieron situaciones totalmente nuevas), tomó todo tipo de decisiones dotando de milicias al bando Comunero y con ello un ejército que defendiera sus aspiraciones.
  8. El esbozo de constitución aprobado por las ciudades en la Junta de Ávila: que limitaba el poder del rey al interés general. En Tordesillas complementan y amplían este esbozo de constitución, oponiendo nuevas formas de participación democrática (en administración, gobierno y economía) al viejo régimen feudal que hasta entonces había gobernado estos reinos.
  9. La solidaridad entre las ciudades rebeldes: que hizo que el ejército imperial retirara el cerco a la ciudad de Segovia ante la llegada de las milicias de las Comunidades de Toledo y de Madrid. Dirigiéndose este a Medina del Campo, donde se negaron a entregar las piezas de artillería para destruir Segovia que conllevo a la quema de la propia ciudad por el ejército imperial. La quema de Medina sirvió para que muchas ciudades tomaran partido por los Comuneros.
  10. El apoyo del gobierno rebelde al movimiento antiseñorial: este movimiento paralelo a la crisis política, se dio en algunos pueblos y ciudades de ambas mesetas. Fue el detonante que posicionó en contra de los Comuneros a los grandes comerciantes y a la aristocracia, pues vieron en él, una grave amenaza inmediata de subvertir el régimen.
Seguramente haya muchas personas que discrepen en esta serie de puntos y que señalen que dentro del bando Comunero había también parte de la nobleza e intereses personales. Les diremos que es verdad y que como en toda confrontación de ese nivel existen diferentes causas que se contraponen (lo mismo sucedió en 1936, en la transición o en estos momentos donde se quieren renovar los pactos de la Moncloa excluyendo otra vez a la mayor parte de las organizaciones sociales de base). De lo que no hay ninguna duda, es que todas las aspiraciones populares, se englobaron en el bando Comunero. Es necesario recordar que la mayoría de los cabecillas llevaron sus reivindicaciones hasta el final y muchos de ellos lo pagaron con su vida.
Está claro, que no estamos hablando de los 500 años de una revolución de carácter proletario. Aun así, sí que se puede decir abiertamente que la gente que vivió aquella época tenía una clara conciencia de la justicia y por ende de la libertad. Si algo hemos de aprender del hilo de la historia, es que esta nos va brindando distintas oportunidades para cambiar el destino escrito. Una de ellas fue la guerra de las Comunidades y otra que nos atañe más, fue la Revolución Social que se llevó a cabo simultáneamente a la lucha antifascista entre los años 1936 y 1939. Entonces, este sindicato, colectivizó fábricas y campos, demostrando que no hay más patria que el progreso colectivo que produce vida y fraternidad compartida, que recoge y actualiza el legado de esas épocas anteriores como la que nos ocupa, que respeta profundamente el medio ambiente, que muestra sin ningún titubeo que otra organización de la sociedad es posible y que la lucha para conseguirla es el único camino. 500 años de lucha comunera- 100 años de CNT en Valladolid