CNT se solidariza con todos los detenidos en la operación policial del 30 de marzo.
El estado vuelve a recurrir a la represión e intenta de nuevo
criminalizar la ideología y los colectivos anarquistas. Para ello, pone
en marcha toda su potencia mediática y judicial, tratando así de
instalar en la sociedad un clima de miedo e inseguridad que justifique
la aprobación y aplicación de nuevas leyes, cada vez más represivas y
reaccionarias. Necesitan un enemigo y lo fabrican. Primero hacen leyes; después buscan culpables a los que aplicárselas.
Con todo esto pretenden esconder al servicio de quién está toda la
maquinaria del estado, que no es otro que las grandes empresas y la
banca.
Cuando, a pesar de la llamada a participar en los procesos
electorales, se mantiene o aumenta la respuesta en la calle contra todos
sus recortes sociales y laborales y la pérdida de derechos, el estado
necesita reforzar sus herramientas represivas y de control social. Y las
pone en marcha contra aquellos que se le enfrentan.
Las detenciones y registros de hoy se producen, precisamente, pocos
días después de que se aprobara la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, más
conocida como Ley Mordaza, a la cual no sólo se oponen los movimientos
sociales y sindicales más combativos: instituciones tan poco sospechosas
de ser "terroristas anarquistas" como ONG´s y otros movimientos
sociales, la Unión Europea o la ONU también han manifestado su rechazo o
sus reservas hacia ella.
La relación entre ambos sucesos nos parece nítida. Las
operaciones policiales amparan la aprobación de una ley tan
controvertida, jugando aquí el movimiento y los colectivos anarquistas
el papel de víctimas propiciatorias: como no se presentan a elecciones
ni tienen plaza fija en las tertulias televisivas, sus denuncias quedan
apagadas por el ensordecedor ruido mediático. Al mismo tiempo
que la ley genera alarma social y busca una base de apoyo a la política
del ordeno y mando, reprime cualquier reivindicación que ponga en
peligro su control sobre la respuesta social y sindical a sus ataques.
El único terrorismo real que sufre la clase trabajadora es el
que se ejerce desde el poder: los desahucios, el paro, el
desmantelamiento de la sanidad y la educación... Como gritamos
en las calles, "violencia es no llegar a fin de mes". No podemos
permitir que pisoteen nuestros derechos más básicos. Ayer detenían
manifestantes y huelguistas. Hoy detienen anarquistas. Mañana serás tú. Y entonces ya será tarde.
No a la represión. No al encarcelamiento de quienes luchan.
Secretariado Permanente del Comité Confederal