Ya
tenemos impreso el nuevo número del BICEL, dedicado en esta ocasión al
80 aniversario del Exilio Confederal y Libertario. Te lo puedes
descargar aquí: BICEL27.pdf o solicitar una copia en papel a nuestro mail: fal@cnt.es
(los socios y socias lo recibirán por correo ordinario a lo largo de
los próximos días). Y si vives en Madrid o alrededores, también puedes
acercarte a la caseta nº 5 de la FAL en la Feria del Libro de Madrid
para conseguir tu ejemplar
Como aperitivo del contenido, va el editorial de este número:
EL EXILIO DE UNA REVOLUCION LIBERTARIA CAMINO DEL OLVIDO
Durante la primavera de 1939 una parte importante del pueblo español
sufrió una desgracia parecida a la de su propia derrota militar ante el
ejército franquista: el exilio.
Ante la negativa del gobierno de Negrín, siervo de Stalin, para
negociar la derrota, ya inevitable en aquellos momentos de la guerra, y
permitir organizar la evacuación ordenada de los revolucionarios en
peligro, desde finales de marzo de 1939 y para evitar la brutal
represión franquista, cientos de miles de combatientes, mujeres, niños, y
ancianos se vieron forzados a una huida caótica a pie hacia territorio
francés, o en los escasos barcos disponibles, hacia las costas africanas
y americanas . Mas allá de la frontera encontraron la hostilidad de los
gobiernos que nunca apoyaron a la República española por miedo al
contagio revolucionario de sus pueblos.
Quienes no pudieron escapar, sufrieron un exilio interior aún peor,
resistiendo a la desesperada como “maquis”, ocultándose como “topos”, o
cambiando constantemente de identidad y asentamiento para intentar
evitar los campos de concentración, las cárceles, las torturas y los
fusilamientos indiscriminados con los que el franquismo asesinó a
cientos de miles de personas.
A todos ellos el exilio les obligó a reiniciar una vida difícil en
circunstancias adversas lejos de sus familias, amigos y su entorno. Como
escribe Federica Montseny “… en Francia fuimos peor tratados que
los prisioneros de guerra alemanes”. Pero lo que aún más le dolía de la
vida, era el ver convertido en pesadilla su sueño revolucionario al
ser expulsados de ese mundo, en verdad nuevo, un mundo de amor libre, de
justicia y de libertad que latía en sus corazones, y que con tanta
ilusión habían forjado, para dejarlo ahora atrás, brutalmente aniquilado
por el franquismo.
Y fue, justamente, el miedo a la influencia y fascinación que ese
nuevo mundo producía en la gente, lo que hizo a la poderosa Unión
Soviética exigir a su partido comunista español la condición de acabar
con la revolución, para intervenir a favor de la republica burguesa; y
lo que llevó a las democracias occidentales a dejar abandonados a los
combatientes revolucionarios a merced del poder militar del ejército
golpista, apoyado por todas las grandes potencias fascistas del momento.
El miedo a la vida de los estados modernos provocó la muerte de la
revolución libertaria, el sacrificio del pueblo, y el exilio de sus
protagonistas.
Hoy 80 años mas tarde la historiografía oficial en todas sus facetas,
radio, TV, cine, libros, etc., pretende certificar que nunca existió
tal revolución. Según los voceros del poder y sus lacayos de izquierda,
lo que ocurrió en julio de 1936 fue: un golpe de estado contra el
gobierno de la República, que originó una especie de locura colectiva en
forma de guerra civil, de la que todos deberíamos avergonzarnos, donde
la mitad de los españoles se afanaron, durante tres años, en
intentar matar a la otra mitad. Eso fue todo según ellos, lo demás,
exilio, silencio, y olvido.
Y es que, como nos recuerda Heleno Saña en su libro La revolución
libertaria: “cuando la realidad se compone, como en el mundo actual, de
monstruos abstractos como el Capital, el Estado, o el Mercado, el
proyecto utópico que nutre el ideario anarquista es lo único realmente
concreto", y ese ideario con sus formas organizativas de asamblea,
autonomía, autogestión, federalismo, y sus aspiraciones de abolir el
Estado y el Capital-Dinero, asusta, sobremanera, a esos monstruos
abstractos, conscientes de que su pretendido poder solo radica en la
creencia popular “de que son necesarios y todopoderosos”.
Por tanto, no hay mas reconocimiento ni homenaje posible al exilio,
que dar fe de que “un mundo nuevo es posible”, defendiendo y difundiendo
la obra revolucionaria de los exiliados, hasta recuperar la
ilusión, adhesión y simpatía que su aventura provocaba en aquellos
momentos.
Desde la FAL, en nuestros archivos, en nuestra actividad, y en
nuestros corazones mantendremos siempre el recuerdo vivo de que las
únicas cosas de verdad importantes, las crean las gentes del pueblo
llano, a lo largo del tiempo y en todos los lugares, cuando ponen en
marcha procesos revolucionarios como el de 1936 en España, donde nuevas
relaciones y valores permiten a los pueblos recuperar la vida en
libertad, siempre que un nuevo poder no la vuelva a sepultar.
Esta es nuestra humilde contribución a tan merecido homenaje.
José Ramón Palacios
Presidente de la Fundación Anselmo Lorenzo
--Presidente de la Fundación Anselmo Lorenzo
Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo
C/ Peñuelas, 41 -28005 Madrid
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