Cuando casi parecía que el gobierno del PP iba a tener que dictar el texto de la reforma laboral, CCOO, UGT y la Patronal nos sorprenden con una batería de recortes a los derechos de los trabajadores, que en nada desmerece a lo que hubiera podido legislar el gobierno.
De forma incomprensible, los sindicatos “mayoritarios” se pliegan a algunas de las históricas exigencias de la patronal en materias tan importantes como salario, jornada, negociación colectiva o descuelgue de las empresas.
Para los trabajadores, esta reforma, alcanzada con el beneplácito sindical, va a suponer no solo una importante merma salarial, sino una desregulación de las condiciones básicas de trabajo en las empresas, otorgando al empresario la capacidad de distribuir irregularmente la jornada, aplicar la movilidad incluso más allá del grupo profesional al que se pertenece y descolgarse de la aplicación del convenio colectivo por razones absolutamente subjetivas.
A juicio de CNT, son inaceptables las explicaciones dadas por los sindicatos firmantes acerca de que favorecerá la “estabilidad y calidad” en el empleo, puesto que precisamente, todas las medidas acordadas van dirigidas a abaratar y precarizar el trabajo, con el único objetivo real de reducir costes laborales y eliminar derechos de los trabajadores.
En el entorno social y laboral en el que nos encontramos, es fácil hacer creer a los parados que estos recortes tenderán a facilitarles un empleo, aunque es algo que es totalmente falso. Por mucho que se abarate el trabajo, hasta que las perspectivas económicas globales no cambien, no se creará ningún puesto de trabajo. Al contrario, todas las medidas “flexibilizadoras” permiten que las empresas reajusten las plantillas que ya tienen para hacer más trabajo, en peores condiciones y por menos dinero.
Debemos recordar que en las dos últimas décadas, los trabajadores hemos venido sufriendo perdidas de derechos en las reformas laborales que se han venido sucediendo, sin que ninguna de éstas haya cumplido los objetivos anunciados por sus promotores. Lo acordado ahora por sindicatos y patronal hay que situarlo, por tanto, en esta espiral de desregulación tan querida por la gran empresa española.
Resulta insultante para el conjunto de los trabajadores que las organizaciones que por ley, ostentan su representación, se plieguen de esta forma a los mensajes neoliberales que amparados por la crisis, exigen abaratar y precarizar aún más el trabajo. Mientras que a los trabajadores se les impone toda una batería de recortes, a la parte empresarial tan sólo se les hacen “llamamientos” a “realizar un esfuerzo conjunto”, algo que sería cómico si no fuera trágico en la situación social en la que nos encontramos.
Probablemente, una de las razones principales de UGT y CCOO para llegar a acuerdos como éste es seguir percibiendo la ingente cantidad de subvenciones institucionales y privilegios a los que acceden y que se verían mermados en caso de que ser “desobedientes” con las peticiones del gran capital. Es por tanto, la amenaza de cerrar el grifo de dinero público, la que guía las acciones de estas corporaciones sindicales, mucho más que el interés de aquellos a los que dicen representar.
Desde CNT vamos a instar con todos los medios a nuestro alcance, la oposición a este acuerdo por considerar que atenta contra derechos básicos de los trabajadores en su conjunto sin que vaya a tener repercusión alguna en la reducción del número de parados o en evitar que nuevos trabajadores vayan al paro. Por tanto, hacemos un llamamiento general a la movilización contra estos recortes y los que próximamente vengan de mano del gobierno.