viernes, 25 de abril de 2025

Que trabajen ellos, por un empleo que no nos robe la vida

 


No nacimos para ser piezas en la máquina de la explotación. No vinimos al mundo para alimentar con nuestras espaldas rotas los banquetes de quienes jamás han doblado la espalda, ni sentido el peso de una jornada que nunca acaba. Bajo este sistema capitalista, el trabajo no es una virtud: es un castigo. Es la soga que nos aprieta el cuello mientras nos obligan a sonreír y a agradecer por el privilegio de ser explotadas.

Nos dicen que la jornada laboral se va a reducir, que el progreso nos va a llegar por episodios, pero seguimos muriendo en los andamios, en las fábricas, en los hospitales. Seguimos cayendo víctimas del estrés, del insomnio, de las enfermedades que el cuerpo grita cuando el corazón está hecho polvo.

Estamos orgullosas de ser trabajadoras, sí. Y creednos que ser militante de la CNT es uno de los mayores orgullos que alguien puede experimentar en su vida. Estamos orgullosas de ser trabajadoras, pero no de ser esclavas. No de esta normalidad obscena que nos condena a malvivir, a mendigar tiempo para las nuestras, a elegir entre la comida y la calefacción. ¿Qué orgullo hay en ser olvidadas, empobrecidas, sobrecargadas, mientras los poderosos multiplican sus fortunas y nos miran desde sus torres con desprecio?

Hemos aprendido a soportar lo insoportable. Hemos aceptado que trabajar hasta la extenuación es un deber, mientras los precios suben y nuestros sueldos no alcanzan para casi nada. Nos han robado el tiempo, el cuerpo, los sueños. Pero no nos han vencido.

Queremos recuperar nuestras vidas. Queremos decidir cómo usar nuestros días, nuestras manos, nuestras mentes. Queremos cuidar y cuidarnos, encontrarnos, organizar la rabia, tramar la ternura y la revolución que vendrá. Porque otras formas de vida son posibles, y sabemos que nosotras podemos imaginarlas, construirlas y defenderlas.

No olvidamos que fuimos nosotras, la CNT, la que arrancó la jornada de ocho horas al sistema. Y seremos nosotras quienes acabemos con el yugo del trabajo que nos roba la existencia. No queremos reformas tibias ni migajas: queremos todo.

El mundo sigue gobernado por oligarcas, empresarios, políticos y asesinos que se reparten nuestras vidas como si fueran botines. La socialdemocracia ha pactado con los verdugos. El liberalismo nos ha vendido humo y hambre. Nosotras estamos aquí para gritar lo que tantas callan: basta ya.

Su mundo no funciona. No ha funcionado jamás para la mayoría. Déjennos intentarlo a nosotras: con nuestras manos, nuestros corazones, nuestras ideas. No pedimos permiso, venimos a abrir caminos.

Y no podemos olvidar a nuestra gente en Palestina, a nuestra clase trabajadora hermana al otro lado del Mediterráneo, a las maestras, doctoras, panaderos y periodistas que caen bajo las bombas mientras el mundo “civilizado” mira a otro lado. Su silencio también es complicidad. Nuestra memoria es resistencia. Nosotras no dejamos a nadie atrás, creemos en el internacionalismo frente a las fronteras, muros y aranceles que nos imponen.

Que trabajen ellos. Nosotras queremos vivir, luchar y liberar cada rincón de nuestras vidas.

Porque el tiempo es nuestro. Porque el mundo será de quienes lo trabajan, no de quienes lo saquean.

viernes, 18 de abril de 2025

VILLALAR 2025

 


Manifiesto de CNT para la celebración de 2025 en Villalar, Valladolid, Castilla

«Un fruto es la culminación de la vida como la guerra lo es del egoísmo”.

Surcar la memoria

Villalar es parte de nuestra memoria, Villalar es parte de ese hilo rebelde que dejamos atrás y va tejiendo las experiencias en las que encontramos buena parte de las respuestas para afrontar los problemas y conflictos que nos acucian en el momento actual. A pesar de la distancia en el tiempo los paralelismos establecen, que las formas de poder autoritarias se repiten cíclicamente.

En un pasado no tan lejano, la clase trabajadora opuso de una manera brillante su capacidad de organización enfrentándose a la escalada bélica capitalista; usando la huelga general (incluso en el frente de batalla) y el sabotaje como herramienta de movilización y resistencia y, por supuesto, la capacidad productiva puesta al servicio del bien común por encima de cualquier iniciativa privativa o estatista. Nos hace falta surcar la memoria de la clase trabajadora, sus victorias, aprender de los hechos, comprender sus anhelos, recuperar la conciencia colectiva y devolver con ello la iniciativa a la decisión asamblearia.

Reescribir la historia es una constante por parte de quienes niegan la capacidad de la clase trabajadora de gestionar de una manera equitativa los recursos que disponemos. Reescriben la historia porque la temen aquellos que fabrican el engaño y el armazón que da cobertura a la represión del estado. El disfraz o el color no ocultan sin embargo, que todo sindicalismo de ruptura es perseguido, que todo antifascismo es maniatado.

Proteger la tierra

No es distinto el sistema económico neoliberal que somete de una forma u otra a todos los pueblos del mundo, sino el distinto grado de violencia e intensidad en la escala bélica que propugna en cada uno de los territorios según necesidad.

Aquí, en Castilla y en León, la apisonadora privada avalada por un armazón legal y monetario público tiene una careta amable y, aun así, sus políticas van directas a expoliar la propiedad de la tierra a sus legítimos dueños para extraer materias primas a cualquier coste, anulando la capacidad de oposición de las comunidades rurales que aún perviven y doblegando o comprando la voluntad a quienes pretenden alzar la voz contra el actual orden social en esta tierra.

Esta paz social es en realidad parte de una guerra global, frena cualquier atisbo de transformación, rima con despoblación, abandono, extractivismo, explotación laboral, carestía de vida, discriminación…

Si aceptamos como normalidad esta guerra global estaremos sustentando y aceptando fronteras políticas y morales de base violenta y supremacista, genocidios silenciados, escalada bélica, desplazamientos, migraciones forzadas, militarismo, racismo, machismo, fanatismo religioso… Esto significa aceptar el miedo y la sumisión como forma de vida o lo que es lo mismo, abrazar sin protesta el fascismo del siglo XXI.

Defender nuestros derechos

Estamos decididas a defender el derecho a la salud impidiendo la proliferación en nuestros pueblos de proyectos agresivos hacia el medio ambiente que enriquecen a una minoría oculta en fondos de inversión opacos.

Estamos decididas a defender nuestros barrios de los fondos buitre, de las casas de apuestas o de aquellos que convierten nuestras comunidades humanas en productos de consumo e impiden el acceso digno a los derechos básicos como la vivienda, la educación o la sanidad.

Estamos decididas a defender nuestros derechos en todos y cada uno de los puestos de trabajo amenazados por la acumulación de riqueza, por la tecnología al servicio del capital y por la guerra comercial sin tregua que niega la decisión horizontal y toda soberanía popular.

Estamos decididas a amparar la cultura, las lenguas vernáculas y las expresiones y proyectos creativos que nacen del propio pueblo y que son en sí mismos una liberación contra la verticalidad, la imposición o el fanatismo nacionalista excluyente.

Propugnamos un territorio libre y abierto a cualquier persona sea cual sea su origen o lugar de nacimiento. Propugnamos una organización social participativa y plural, horizontal, transfeminista e independiente, construida entre iguales y lejos de la tutela del estado o de la patronal.

Villalar 2025.

Surcar la memoria – proteger la tierra – defender nuestros derechos.