viernes, 22 de noviembre de 2024

[25 N] El miedo no nos salva. Juntas nos cuidamos. Juntas nos defendemos.

 


Nosotras nos acostumbramos a vivir con miedo. Vivimos – más bien sobrevivimos – alerta: alerta para llegar vivas y sanas a casa cuando salimos por la noche, alerta para no caer en una relación de violencia machista, alerta para que no nos acosen, nos violenten, nos violen, nos asesinen. Nuestro cuerpo sabe de memoria qué músculos se tensan cuando escuchamos pasos demasiado cerca de nosotras si caminamos solas de noche. Nuestras pulsaciones se disparan cuando le damos mil vueltas a cómo enfrentarnos a ese tío baboso, a ese compañero baboso, a ese jefe baboso. Nos sudan las manos temiendo nuestro despido si no sonreímos lo suficiente, si no somos lo suficientemente complacientes, si no somos sumisas. Nos quedamos sin aire si pensamos en el momento en el que en la empresa se den cuenta de que estamos embarazadas. Nos ahogamos cuando no sabemos con quién dejar a nuestras hijas mientras hacemos jornadas maratonianas en condiciones precarias sabiendo, además, que nuestras pensiones serán inferiores a las de los hombres.

Nos acostumbramos tanto a vivir con miedo, que el miedo ya es una parte de nosotras. Y no es para menos: en lo que va de año, 82 mujeres han sido asesinadas1. En España se denuncian 14 violaciones al día, es decir, una cada dos horas; y 55 agresiones sexuales al día, es decir, más de dos cada hora. Unas agresiones que no dejan de aumentar, según el Balance de Criminalidad de Interior, que señala un aumento de casi cinco puntos respecto a 20232. A esto, que es la punta del iceberg, se le unen las demás violencias estructurales que vivimos en el día a día: dificultad de acceso al empleo, precarización de sectores feminizados (limpieza, cuidados,…), abuso de temporalidad, reducciones de jornada por asumir tareas de cuidados en mayor medida que los hombres, impunidad para los agresores y falta de reparación para las víctimas, cuestionamiento de nuestros relatos, abusos sexuales a menores y sexualización de la infancia, violencia contra las madres protectoras, recortes en las pensiones y en la sanidad y educación públicas, lugares que deberían ser seguros en los que diariamente se dan agresiones machistas y, por si fuera poco, la represión: nuestras compañeras de La Suiza, de CNT Xixón, condenadas a prisión por hacer sindicalismo, por haber apoyado a una trabajadora en lucha por la dignificación de sus condiciones de trabajo. Nos acordamos en este día contra las violencias machistas de las mujeres afganas, de las palestinas y de las kurdas. Su resistencia es esperanza para todas.

Por todo esto, este 25N decimos que sí, que, tenemos miedo, pero el miedo no nos salva. Nuestro miedo ha dado paso a la rabia y la alegría organizadas con nuestras compañeras en CNT. Nuestro miedo se ha tornado en motor de cambio, de reacción contra el patriarcado y el capital, que nos asfixian. En CNT sabemos que juntas nos defendemos ante los embistes de un mercado laboral despiadado y que juntas nos cuidamos de los agresores machistas fuera de nuestros espacios, y también dentro, porque somos mujeres que cuidamos de mujeres. En CNT soñamos y construimos mundos sin violencias machistas y es que, de tanto miedo, ya casi nada nos asusta.

Nos quieren solas y con miedo, nos tienen juntas y organizadas.

domingo, 3 de noviembre de 2024

En tiempos de catástrofes, organización obrera y apoyo mutuo. La CNT con las víctimas de la DANA

 


La catástrofe de la DANA ha puesto al descubierto la cruda realidad a la que se enfrenta la clase trabajadora en pleno siglo XXI: sólo nos tenemos a nosotras mismas a la hora de la verdad.

Cuando aún es imposible asimilar las cifras de fallecidos y desaparecidos que, por otro lado, siguen aumentando por horas, sólo podemos mandar un mensaje de solidaridad y fraternidad con las víctimas, sus familias y las poblaciones devastadas por la catástrofe. Una solidaridad que, sin esperar a gobiernos ni administraciones, como lo ha hecho la humanidad a lo largo de su historia, está surgiendo ya desde el pueblo por y para el pueblo.

Hacemos un llamamiento a la militancia confederal y a toda la clase trabajadora a seguir prestando esta necesaria ayuda en estos momentos. A nuestras hermanas y hermanos de las poblaciones afectadas, y muy especialmente en el País Valencià, sabed que la CNT esta a vuestra disposición entera.

Desde el Secretariado Permanente del Comité Confederal de la Confederación Nacional del Trabajo condenamos a la clase empresarial y a sus aliados en el gobierno, es decir a la burguesía de este país, que ha sacrificado tantas vidas humanas con tal de preservar sus beneficios empresariales o tapar la vergüenza de su gestión política. A la incapacidad manifiesta del gobierno y el egoísmo de la clase empresarial, por otro lado, hemos visto cómo se le han sumado las estrategias negacionistas del cambio climático. Unos y otros son más responsables de las muertes que el propio desastre ecológico.

La clase trabajadora somos, una vez más, víctima de las catástrofes del Capital. Por esto somos también la única clase que alberga dentro de sí un mundo nuevo capaz de superar esta miseria. Lo estamos viendo ahora, en este momento, está surgiendo otra vez desde la auto organización y la ayuda mutua del pueblo.

Instamos a la militancia de la CNT a estar dispuesta y colaborar con todas las iniciativas locales que vayan surgiendo. Es hora de empujar entre todas para que este mundo nuevo nazca de una vez por todas y para siempre.


Granollers, a 2 de noviembre de 2024.

Secretariado Permanente del Comité Confederal

Confederación Nacional del Trabajo